HOLA AMIGOS
Les comparto algo de la inspiraciòn de mi amiga VERÒNICA
Como vimos, nuestro Niño está herido y sólo. Eso es nuestra culpa? Esa es la primera pregunta que se plantea cuando hablamos sobre el Niño. Inmediatamente vemos culpabilidad. Es muy importante comprender que no existe la culpa. No somos culpables de nada, y esto tiene que estar muy claro ó no funcionará. Culpable no tiene nada que ver con ser responsable.
Para restablecer esta comunicación hay que dejar de lado muchas de nuestras creencias ancestrales. Estas creencias, que pasan de generación en generación… yo las llamo “mandatos”, sólo por definirlas de algún modo, porque llevan formas de pensamiento que son difíciles de romper y “se supone” que debemos actuar de determinada manera ante ellas, ó asumir determinada actitud… porque si lo hiciéramos de otra forma, no se vería bien. Hay una resistencia a cambiar esta manera de pensar. Incluso cuando intelectualmente se puede comprender que mantenerla es una operatoria inútil, algunos llegan a sentirse mal físicamente cuando intentan el cambio.
Cortar con una creencia ancestral es hasta… doloroso. Pero son barreras que se interponen en nuestra relación con el Niño y debemos limpiarlas, barrerlas… aunque nos parezca que las necesitamos.
Y tienen que saber que todas estas barreras que parecen tan necesarias, sólo son juguetes del ego… que juegan con nuestra mente para obedecer sus mandatos. Todos sabemos que los mandatos del ego tienen que ver con el miedo y con la culpa. Ese mismo miedo y culpa que nos hace experimentar que estamos “separados” de Dios. Todos sabemos que somos UNO… Creo que nadie duda de esta aseveración… Nunca se preguntaron por qué no lo experimentamos?... Memorias, pensamientos erróneos apilados que se han convertido en mandatos ancestrales… pero esto da para otro post… vamos con lo que nos ocupa ahora… el NIÑO.
Verán… “prestarse atención a uno mismo”, “escuchar eso que uno mismo tiene para decirse”, muchas veces suena a… “egocentrismo”. A muchas personas… ni se les ocurre. Muchos porque piensan que los demás son más importantes, ó porque tienen la responsabilidad de una familia, ó porque tienen personas a cargo que necesitan atención, ó porque tienen problemas. “Yo no importo”, “lo que importa es mi familia, mi problema, mis hijos, mi marido, el familiar enfermo, etc”. Todas estas son respuestas de porqué no me estoy “prestando atención”. “Yo no soy importante. Los otros son importantes”. Esto es algo que guardamos en el subconsciente. Lo hemos creado, aceptado y acumulado. Y esto es un juicio… con sentencia...
Es muy difícil establecer la relación con el Niño si uno mismo no es capaz de contactar con sus propias emociones. No puedo comenzar el proceso del cleaning si no puedo identificar y per-donar esa emoción. Muchas personas piensan que es suficiente con “contener” las emociones… piensan que hay que reprimirlas… y que perdonarlas es simular que no están allí. Eso no sirve! Eso equivale a crear, aceptar y acumular memorias.
TODAS nuestras relaciones estarán fragmentadas si nuestra relación con nuestro Niño no es sanada. Esa es una verdad para asimilar. Todas nuestras relaciones disfuncionales tienen que ver con una relación disfuncional con nuestro Niño interior. Ahora volveremos a pensar, muy seriamente, si “prestarnos atención” es un acto egocéntrico.
Cada emoción que viene… es una manifestación de algo que ocurre con nuestro Niño. No la juzgo. No digo que esa emoción sea “buena” ó “mala”. Sólo presto atención a la emoción. Eso que uno está sintiendo en ese momento puede ser grato ó no. Lo importante es que nos indica que es un muy buen momento para comenzar la limpieza. Ahora, si esa limpieza la comienzo con una relación con mi Niño, y establezco un contacto amoroso, mi Niño colaborará con el proceso: “Qué ocurre en nuestro interior que estamos experimentando esto?” “no tengo idea qué es lo que me causa esta emoción, pero lo que sea, me gustaría sanarlo” “Querido Niño (muchas personas le dan un nombre… esto depende de cada uno), esto que sentimos no me ha gustado (ó puede ser que sí te haya gustado, entonces tu charla con el Niño será para elaborar un plan que traiga más de eso), no sabemos exactamente de dónde proviene, pero es hora que lo dejemos ir. Gracias por mostrarme eso que quieres liberar (igual, si te ha hecho feliz… entonces: Gracias por mostrarme esto que te hace feliz, de tal modo que nos concentraremos en este tipo de experiencias). Vamos a hacer las paces con lo que sea que nos esté perturbando y se lo vamos a dar a la Fuente para que lo transmute y así seremos todos liberados”
No podemos hacerlo solos. Tendremos que aceptar eso. Nuestra tarea es sanar la relación de modo amoroso. La Fuente es la que transmuta eso que hemos acumulado.
Es increíble cómo comienzas a ver y experimentar situaciones que estaban allí y no tenías idea de cuánto las disfrutabas. Y muchas veces sucede que algo que te parecía sumamente placentero, simplemente deja de serlo… tal vez porque es algo que a la larga te haría daño o sólo un cambio de percepción…
Con el tiempo… descubres que no necesitas nada… Ya no te identificas con las formas y sabes que lo tienes TODO, con sólo cerrar los ojos y sentir tu respiración. Allí mismo es CERO… tu Casa…
Es prácticamente imposible comenzar el proceso de cleaning si no conectamos con nuestro Niño interior. Y es imposible ayudar a otros si no limpiamos primero en nosotros mismos.
Nosotros no podemos limpiar en otros. Sólo podemos limpiar en nuestro propio Ser, tomando 100% de responsabilidad sobre todo lo que llega a nuestra experiencia. Y para hacerlo tenemos que sanar nuestra conexión. No hay opción.
Por eso, el Maestro Ihaleakalá dice que nuestro Ser debe estar primero y siempre y anteponer nuestro Ser a cualquier otra situación.
Estamos entrenados para pensar que no somos importantes y eso se ha convertido en un mandato que tendremos que limpiar. Eso… si queremos sanar nuestro mundo y todo lo demás… y experimentar la Paz más allá de toda comprensión.
Cada vez que nos encontremos ante una práctica inútil de resistencia, contactemos con nuestro Niño. Muchas veces quedamos colgados de situaciones injustas, situaciones incómodas, tormentosas… y podemos ver que esto que hacemos es inútil y que nuestro sufrimiento es inútil, pero aún así insistimos… y sin la ayuda de nuestro Niño, no sólo quedamos atrapados allí, sino que le infringimos más daño y más soledad… más dolor, que crea aún más dolor.
Podemos elegir colgarnos y ser netamente reactivos, poniendo nuestro poder en manos del ego… ó podemos soltar y permitir que Dios lo arregle todo, de la mano de nuestro Niño…
Estamos entrenados para pensar que si es complicado y terriblemente difícil, seguramente ese es el camino de la libertad. Y la verdad es que el camino de la libertad es simple y está en la punta de nuestras narices… pero como no creemos que es posible que así sea, no logramos verlo.
Esto nos lleva a otro mandato al que hay que poner especial atención: “Son muchos los llamados y pocos los elegidos”. Les voy a contar una experiencia personal. Si dentro de tu corazón existe el profundo anhelo de volver a Casa, Dios hará todo, TODO lo necesario para que eso ocurra. Nuestra única tarea es no poner resistencia y permitir que todo se libere… permitir que el pasado se vaya, que el futuro venga y que el presente sea. Esto es el único secreto. Y confiar en que Dios instrumentará todo lo demás.
Paz, Amor y risas... MAS ALLÁ de toda comprensión!
MONSERRAT.