El granjero y Dios. Cuando el desafío es tan necesario como la alegría...... Esta es una de las parábolas más antiguas porque en aquellos días Dios acostumbraba vivir en la tierra.... Un día un campesino fue a buscar a Dios a su hogar, un templo vacío en la cima de una montaña aislada de las otras, se decía que tras esa montaña había un vacío y comenzaba el Universo, entonces el campesino pasa por la puerta que Dios siempre dejaba abierta y le dice: “ey!, mira, tú has de ser Dios, el que creó al mundo y al hombre, que lo sabes todo y otras cosas que se dicen de ti, pues bien, he venido para decirte algo.....no eres un campesino, no sabes nada de siembras, cosechas, ni siquiera el ABC de la agricultura...” A lo que Dios le dijo..... “Y cuál es tu consejo....?” El granjero dijo: “Bueno, dame un año y haz que las cosas se hagan como yo diga y veamos qué pasa, el hambre no volverá a existir jamás...” Dios aceptó y le concedió al campesino un año a sus pedidos. Naturalmente pidió sólo lo mejor: ni tormentas ni ventarrones, sólo lluvias en el amanecer y un buen sol toda la tarde, y otra vez un poco de lluvia hasta el inicio de la noche.... Todo confortable y cómodo, él era muy feliz, el trigo crecía altísimo, cuando quería sol había sol y cuando quería lluvia, había la lluvia que él consideraba adecuada....ese año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto. El trigo crecía tan alto que el granjero fue a ver a Dios y le dijo: “Mira! Esta vez tendremos tanto grano que si la gente no trabaja varios años.....aún así tendremos comida suficiente....” Hasta que llegó la hora para recoger los granos, estaban vacíos.......... El granjero se sorprendió y fue de nuevo a donde Dios para contarle todo y le preguntó: “Qué pasó..?” Dios dijo: “Como no hubo desafío, no hubo conflicto, ni superación....como tú evitaste todo lo que considerabas malo, el trigo se volvió impotente...un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los ventarrones, todos son necesario porque sacuden el alma del trigo, lo fuerzan a asimilar bien los nutrientes de la vida para adaptarse, para fortalecerse y así crecer, no existe otra forma por la que se pueda nutrir mejor....” La noche es tan necesaria como el día, el agua es tan necesaria como el sol.....y los días de tristeza son tan esenciales como los días de felicidad.....la comprensión de aquella verdad se llama entendimiento. Y lentamente a medida que vas creciendo y viendo cómo es el ritmo de la vida, el ritmo de dualidad, de polaridad, dejas de preguntar, dejas de elegir ........y encuentras el Secreto. Viviendo el Secreto descubres la infinita belleza de la vida, descubres cuanta alegría llueve sobre ti en todo momento,......pero tú has estado viviendo con tus expectativas, con tus deseos triviales y sintiéndote miserable cuando algo no iba de acuerdo con tus deseos. Cuando sigues la naturaleza de las cosas, no hay pesar alguno, incluso la tristeza es luminosa. No es que la tristeza no venga, vendrá igual, pero ya no la verás como a tu enemiga....la recibirás bien porque verás que es necesaria. Te dará comprensión y sin ella serás como el trigo sin truenos, sin ventarrones....serías sólo menos.
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