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Pues bien, por una parte Reiki, al liberar energía "negativa"
suele liberar al mismo tiempo la emoción que la creó.
Esta liberación trae muchas veces al plano consciente emociones
o situaciones a las que nos cuesta enfrentarnos y que hemos relegado
a lo más profundo de nuestro ser, tratando de olvidarlas.
Por otra parte, si en ese momento la persona está acudiendo
a un psicólogo se encontrará más cerca de encontrar
lo que le causa mal o inquietud, será más fácil
que desentierre aquello que estaba tan difícil de sacar a
la luz porque Reiki ha ido cavando también para llegar a
ese bloqueo y liberar la energía que había quedado
estancada en él.
Como vemos, ambas terapias trabajan sobre el mismo "bloqueo"
y con el mismo fin; eliminarlo. Si ambas se unen el proceso se acelera.
Un proceso en paralelo
He visto mucho pacientes beneficiarse tremendamente de la combinación
de un psicólogo con un tratamiento de Reiki. El proceso suele
ocurrir así:
Cuando una sesión con el psicólogo revela un trauma
escondido, en la sesión de Reiki el paciente trabaja para
sanarlo a nivel energético.
Cuando Reiki ayuda al paciente a liberar un "bloqueo"
energético, la sanación es más rápida
y eficaz si esa persona puede analizar lo ocurrido a nivel mental
en una sesión con el psicólogo.
Como Reiki tiene un efecto progresivo, a menudo hay cambios en
el paciente entre sesión y sesión; cambios de humor
o de comportamiento, sueños, emociones que surgen, etc. Estos
acontecimientos pueden adquirir un valor significativo en manos
de un profesional cómo un psicólogo.
Nuestros comportamientos de hoy a menudo son el resultado de acontecimientos
en nuestra infancia. Esos acontecimientos, desde el punto de vista
Reiki, pueden producir "energía atrapada" causando
el comportamiento del presente. Reiki libera esa energía
al tiempo que hace que el paciente se vuelva consciente de lo que
ocurrió en su infancia. Un psicólogo sabrá
cómo guiar al paciente a una mayor comprensión del
significado de ese evento, sanando así el mismo.
Psicología y Reiki - Casos Concretos
A continuación expongo los relatos de algunos pacientes
míos que han combinado ambas terpias. Los detalles y nombres
han sido cambiados para preservar su anonimato.
Ricardo, 42 años funcionario
Ricardo fue diagnosticado con síndrome de fatiga crónica
y depresión. Desde un principio, Reiki le ayudó
aumentando sus niveles energéticos, dándole "más
fuerzas" para vivir su día a día.
A medida que sus sesiones con una psicóloga sacraon a
la superficie la difícil relación con su madre,
Reiki, con su capacidad para inducir a un estado profundo de tranquilidad
y relajación, le ayudó a superar las crisis emocionales
que surgían a medida que afrontaba los hechos de su infancia
en la terapia.
Básicamente, Reiki sirvió como "terapia de
apoyo" para hacer el proceso psicológico más
llevadero y menos traumático.
Ana, 59 años, empresaria
Ana acudió a la consulta aquejada de múltiples
dolencias relacionadas con un exceso de tensión y estrés.
Dolores y lesiones en las rodillas, problemas de espalda, problemas
digestivos y dolores de cabeza.
Llevaba un año acudiendo a una psicóloga y se sentía
satisfecha con los progresos a nivel emotivo y mental, pero se
sentía frustrada porque dicho proceso no parecía
mitigar sus males físicos y la medicina convencional sólo
daba un alivio analgésico temporal.
Reiki, con su efecto paliativo, empezó de inmediato a
aliviar los dolores que le aquejaban. A continuación, sucesivos
tratamientos empezaron a "acelerar" el proceso de liberación
de traumas que había empezado con su terapia psicológica.
Después de 3 meses, Ana estaba libre de la mayoría
de sus dolores y con más ganas de seguir su terapia psicológica
para profundizar a nivel mental en las causas de sus problemas.
Roberto, 38 años, Abogado
En un principio, Roberto acudió a mi consulta por un colon
irritable, un síntoma muy típico del estrés.
Su único fin era solucionar sus problemas físicos,
sin darle mayor importancia a los síntomas de estrés
que padecía, ya que los consideraba "irremediables"
y una lógica consecuencia de su trabajo.
Pero a medida que Reiki empezó a hacer efecto, Roberto
se dió cuenta que su planteamiento inicial era una solución
temporal y que para conseguir una paz y salud más duradera
tenía que afrontar el por qué de su manera de ser,
que le causaba su estrés y, por consecuencia, ansiedad.
Así que después de dos meses de Reiki, con sus
niveles de estrés eliminados y el sistema digestivo sanado
por completo, decidió empezar una terapia con un psicólogo
a largo plazo para, en sus propias palabras, literalmente "descubrir
la persona que era realmente".
Pilar, 36 años, Administrativa
Pilar llevaba 4 años bajo tratamiento psicológico
debido a su bulimia. El tratamiento había sido un éxito
y ya no padecía dicha enfermedad, pero seguía con
una auto-estima muy baja y problemas en su relación con
la comida.
A diferencia de la mayoría de mis pacientes, hizo un curso
de Reiki primero y después empezó a recibir sesiones
como paciente. Combinó sus auto-tratamientos con sesiones
semanales conmigo y además asistía a terapias con
una psicóloga.
La combinación de las tres cosas fue muy potente, y en
el espacio de menos de un año consiguió, dicho por
ella misma, sentirse otra persona. Subió su auto-estima,
empezó a comprender su actitud frente a los hombres, a
aceptar su "situación de vida" y los acontecimientos
sin sentirse victima de los mismos. En definitiva, se dió
cuenta de que su vida tenía sentido.
Conclusión:
No todos quieren ni necesitan procesar mentalmente su sanación.
Pero para muchos, aplicar un proceso mental, comprender por qué
son como son y por qué hacen lo que hacen es fundamental.
Reiki trabaja con la energía, la psicología con la
mente. Ambos se solapan en muchos campos, por lo cuál acudir
a un profesional de ambas materias puede ser una tremenda ayuda
para sanar.
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